Las mujeres se preparan para colonizar las estrellas. ¿Y los hombres? Los hombres cayeron hace siglos víctimas de una enfermedad contagiosa que los convirtió en monstruos sedientos de sangre. Ahora, a punto de culminar el proceso de éxodo, la Semilla, uno de los bienes más preciados de esta nueva civilización femenina, se ve comprometida, lo que obliga a Etiopía y sus Gorgonas, el brazo armado de élite del Concilio de Madres, a introducirse en el páramo controlado por los monstruos que la plaga convirtió en mutombres en una misión de recuperación que lo cambiará todo.

Javier MarquinaEs infectado en Huesca en 1975 y, como el resto de los cromosomas XY, se convierte en mutombre. Dada su tendencia al odio y al vinagre, su cerebro apenas nota la diferencia, así que prosigue devorando cómics en lugar de entrañas. Camuflado con aspecto humano se une a grupos como la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic), la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic (AAAC) y la Asociación Profesional de Guionistas de Cómic (ARGH!), mientras aprovecha el cambio de voz gutural para colaborar en el podcast Solo hablamos de historietas.Incluso usa su única neurona cien por cien humana para escribir reseñas de cómic en el Diario del Alto Aragón. En pleno proceso de hipermutación, camino de convertirse en un lomo plateado lampiño y pusilánime, comienza a escribir guiones y hasta la fecha ha publicado Abraxas (premio al mejor guion en los Premios del Cómic Aragonés de 2018) y Aquí nunca pasa nada (ambas con GP Ediciones); 1585: Empel (Cascaborra); Abraxas en Cuarentena, obra benéfica autopublicada y financiada a través de mecenazgo en la que ha colaborado con más de 35 artistas, el fanzine Cómo hacer un cómic sin tener ni puta idea, dibujado por Rosa Codina y nominado a mejor fanzine en el Cómic Barcelona del 2021 y La tercera ley de Newton, (Sallybooks) dibujado por Víctor Solana. Jaime Infante Nació en 1989 en Madrid, siendo arrancado inmediatamente de las manos de sus amantes padres para ser objeto de un experimento que habría de salir mal. Aislado y bombardeado por subproductos de la alta y la baja cultura durante años, al niño se le dio a elegir entre un bisturí y un tebeo, y, como es sabido, eligió la vía del las viñetas, que tantas alegrías le habrían de dar a su frigorífico, siempre ligero de carga.A pesar de ser soltado en la sociedad como una aberración de laboratorio, se esfuerza por vivir en democracia, tomando una serie de decisiones académicas a cual más lucrativa. Finalmente, el condicionamiento pavloviano vence, y dedica su vida al dibujo de manuales de anatomía. Poco a poco, va dirigiendo su camino hacia las viñetas. Conoce grandes amigos, todos ellos despojos de laboratorio en distinto nivel de degradación, como Javier Marquina, con quien hace 1585: Empel (Cascaborra) y el cómic que el lector tiene entre las manos; o como El Torres, con quien hace El Puritano (Karras). Finalmente es reclutado por la Inteligencia Militar, y destinado como quintacolumnista genético a Estados Unidos, cuyo mercado empieza a infectar dibujando para varias colecciones de Scout Comics.